Los accidentes de tráfico se caracterizan por ser uno de los principales problemas relacionados con la salud, que además, a nivel general, ha experimentado incrementos muy fuertes en tasas de mortalidad en todo el mundo. Se calcula que cada año mueren cerca de 1 millón de personas en el mundo como consecuencia de accidentes de tráfico, y en torno a 15 millones sufren heridas de diversa consideración. En España, como consecuencia de la implantación del carnet por puntos y otra serie de medidas, parece que, sobre todo los accidentes mortales, están disminuyendo de forma significativa. Pero aún así, sigue siendo una de las principales causas de mortalidad, y afecta a toda la población en mayor o menor medida. Y, como no puede ser de otra forma, también afecta de forma significativa al entorno laboral, donde todos los años alcanza unas considerables dimensiones al menos en cuanto a su importancia relativa en la accidentalidad en el trabajo.
Durante la segunda mitad del siglo XX y los años que llevamos del XXI se ha producido una generalización del uso de los medios de transporte por carretera que ha tenido un reflejo directo en el mundo del trabajo, observándose en la actualidad una utilización masiva de estos medios tanto para el desplazamiento al lugar de trabajo como en desplazamientos dentro de la jornada laboral. Esto ha llevado a que la siniestralidad asociada al tráfico se vea reflejada directamente en las estadísticas y los datos de siniestralidad laboral, especialmente en lo que se refiere a los accidentes de mayor gravedad, donde están alcanzando una importancia singular.
En nuestra Comunidad Autónoma aproximadamente el 40 % de las muertes en accidente laboral tienen como causa los accidentes de tráfico, debiendo distinguir dos tipos de accidentes: los producidos en los trayectos de ida y retorno del trabajo, que constituyen los llamados accidentes “in itinere”, y los que se producen durante la jornada laboral, en desplazamientos para realizar distintas gestiones, repartos, asistencia a reuniones, cambios de centro de trabajo, etc., que son los llamados accidentes en desplazamiento, o “en misión”. Para ambos, desde la perspectiva de la prevención de riesgos, si realizásemos una estimación o valoración del riesgo de accidente de tráfico, encontraríamos que tanto por el concepto de probabilidad como por el de severidad del daño obtendríamos valores medio-altos, lo que nos llevaría a estimar un riesgo potencialmente alto. Y sin embargo, a pesar de ello, excepto en los casos de conductores profesionales, encontramos que este riesgo o bien queda fuera o bien está infravalorado en la mayor parte de las políticas y planificaciones preventivas de las empresas.
Nuestra normativa en materia de prevención de riesgos laborales no hace distingos entre los riesgos derivados del tráfico y el resto de los riesgos potenciales en cualquier puesto de trabajo, por lo que las obligaciones y las responsabilidades de cada uno son las mismas en este aspecto que en otros posibles causantes de daños a la seguridad y a la salud de los trabajadores.
Merecen especial atención, sobre todo en lo concerniente a los accidentes en jornada de trabajo, los colectivos de conductores de camionetas o furgonetas de reparto y de motocicletas, que se han convertido en unos de los mayores damnificados por este tipo de accidentes. La necesidad de cumplir con unos horarios y tiempos determinados, el trabajo en zonas y periodos de alta densidad de tráfico, las condiciones de mantenimiento de los vehículos y, en ocasiones, la tipología de los conductores, hacen que se hayan convertido en unos de los colectivos con mayor incidencia de accidentes laborales de tráfico. Es por ello que las empresas con trabajadores incluidos en estos colectivos deberán tener especial cuidado en cuanto al mantenimiento de los vehículos, establecimiento de rutas y exigencias de tiempo coherentes y, sobre todo, formación específica de estos trabajadores a los que se debe imbuir una concienciación especial sobre la peligrosidad de su trabajo y los riesgos del tráfico en general.
Consejos y medidas de precaución
- Asegurarse de que toda la documentación del vehículo está en regla, especialmente en lo referente a Inspección Técnica y seguro.
- Revisión de elementos mecánicos del vehículo (luces, niveles, amortiguadores, frenos, neumáticos, etc.)
- Distribución correcta de la carga
- Planificación del itinerario o la ruta.
- Evitar el consumo de alcohol y/o drogas. Si se toma algún medicamento debemos conocer cómo puede afectar a la conducción.
- Evitar las distracciones (uso de manos libres, radio/equipo de música, no fumar, etc.)
- Adecuar la conducción a las circunstancias de la vía (tráfico, climatología, tipo de vía, etc.).
- Respetar la normas de tráfico.
- Preservar un espacio de seguridad que permita al conductor actuar sin precipitación. Mantener distancia de seguridad.
- Anticiparse a posibles situaciones desfavorables mediante una actuación “defensiva” que rebaje el riesgo.
- En trayectos largos realizar paradas de descanso cada 2 ó 3 horas y evitar las comidas pesadas.
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